Las infecciones de transmisión sexual (ITS) siguen incrementado su prevalencia drásticamente en nuestro país. Las que más se han incrementado son gonorrea, clamidia y sífilis.
Tal como hemos informado previamente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se diagnostican más de 450 millones de nuevos casos de infecciones de transmisión sexual (ITS) en el mundo.
Su incremento es alarmante en los últimos años, con una aparición en edades cada vez más tempranas.
En España, según un informe de vigilancia epidemiológica del Instituto Carlos III, entre 2021 y 2023 se duplicaron los casos de gonorrea, con un incremento del 42,6% y 34.399 infecciones detectadas el año pasado. La sífilis aumentó un 24,1% con 10.879 casos registrados y la infección por clamidia creció un 20,7% y se notificaron 36.983 casos.
Los factores responsables de este continuo incremento de contagios en los últimos años son múltiples, destacando el incremento en las relaciones promiscuas, es decir, con distintas personas, facilitadas con el uso de aplicaciones de citas, su práctica cada vez más precoz, el descenso del uso del preservativo, o el no percibir el VIH y otras ITS como un riesgo grave para la salud.
Para todas ellas hay mayor número de contagios en hombres que en mujeres, factor favorecido por las relaciones homosexuales más frecuentes y promiscuas, que facilita su propagación.
Los varones jóvenes son los más afectados, con el 80% de los casos de gonorrea, el 88.1% de sífilis y el 53,4% de clamidia.
En algunos casos, las personas contagiadas de ITS son asintomáticas, por lo que propagarían la infección con más intensidad dado que ignoran que la padecen.
Las graves secuelas asociadas a las ITS comprenden daños cardiovasculares o neurológicos en el caso de la sífilis, que pueden manifestarse años después de la infección. Y en mujeres embarazadas, la infección podría transmitirse al feto, provocándole sífilis congénita, muerte fetal o aborto espontáneo.
En el caso de la infección por clamidia, puede provocar esterilidad, enfermedad inflamatoria pélvica y embarazos extrauterinos. La infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) está relacionada con el desarrollo del cáncer de cérvix, con más riesgo en el caso de padecer infecciones por distintos serotipos del virus, circunstancia favorecida por las relaciones promiscuas. El empleo del preservativo masculino tan solo disminuye el riesgo de infección por virus del VPH y de verrugas genitales entre un 30 y un 60 %, por lo que asociar su uso con la ausencia de riesgo 0, como se ha hecho en distintas campañas de uso del preservativo no hace más que favorecer su extensión.
En 2023 el Ministerio de Sanidad elaboró un “Plan Estratégico para la Prevención y el Control de la infección por el VIH y las ITS en España”, en el que presenta medidas como ampliar los cribados para detectar precozmente las infecciones y fija unas pautas de tratamiento para los casos asintomáticos.
Valoración bioética
La correcta evaluación de la eficacia de las medidas adoptadas hasta ahora, como el mencionado Plan Estratégico, debería preocupar seriamente a sus promotores, dados los pobres resultados obtenidos.
El alarmante incremento en la prevalencia de estas infecciones pone de manifiesto que las campañas de prevención son ineficaces, resultando difícilmente aceptable insistir en ellas como la única vía de reducción de estas enfermedades.
Los mensajes dirigidos a favorecer las prácticas sexuales en edades tempranas, de forma promiscua y acompañados de datos que confunden como el atribuir al preservativo una eficacia que no tiene en la prevención de la transmisión de ITS, pueden estar detrás de su preocupante extensión.
La experiencia en las estrategias de prevención de la infección por VIH, demostró que la abstinencia, la fidelidad -una sola pareja- y el preservativo, se mostraban por este orden, como las medidas más eficaces contra su expansión.
En el caso de algunas ITS, como el VPH, el preservativo posee una eficacia muy limitada, como se ha explicado.
La tendencia que se sigue en nuestro país acerca de la educación afectivo-sexual desde instancias oficiales favorece de manera irresponsable, si nos atenemos a sus resultados, los factores que empeoran las cosas: más sexo, más pronto y con más parejas. Si a ello añadimos su práctica combinada con el consumo de estupefacientes, el conocido como “chemsex”, cuya expansión y elevados riesgos no han sido convenientemente ponderados, podemos explicar la grave extensión de este serio problema de salud pública.
Los esfuerzos orientados hacia una educación sexual bien fundamentada, que promueva actitudes responsables, son los que deberían promoverse desde edades tempranas. Hoy sigue siendo una asignatura pendiente.
Julio Tudela
Ester Bosch
Observatorio de Bioética
Instituto Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia
No hay comentarios:
Publicar un comentario